sábado, 19 de octubre de 2013

Entrevista a YOSHIMITSU YAMADA (primera parte)



Yamada Yoshimitsu es uno de los últimos discípulos directos de Morihei  Ueshiba, el creador de Aikido. Además de ser el fundador de New York Aikikai, Yamada Sensei es también director técnico de numerosas asociaciones de Aikido alrededor del mundo. Un hombre jovial, él nunca duda al involucrarse y defender la causa del Aikido y de sus practicantes contra intereses individuales. Conozcan a un amante del Aikido y la libertad.
                                                                                                
                                                                                                
Por Leo Tamaki (www.leotamaki.com)



Leo Tamaki: Hola Sensei, ¿podría decirnos como comenzó ud. Aikido?
Yamada Yoshimitsu: (Risas) Ok no hay problema.
Leo Tamaki: Yo sé que le han preguntado esto muchas veces...
Yamada Yoshimitsu: (Risas) sí, sí. Me han hecho esa pregunta cerca de un millón de veces, pero yo comprendo. En mi caso es muy simple, mi tío fue Tadashi Abe, pionero de Aikido en Francia y Europa. Yo había estado al tanto del Aikido desde mi niñez y a pesar que nadie nunca me forzó a practicarlo, pensé que sería algo que podría intentar más adelante. Una vez que termine la escuela secundaria fui a la enseñanza terciaria, pero al corto tiempo después me convertí en uchi-deshi, tenía dieciocho años de edad. Fui muy afortunado porque tuve un comienzo realmente único. En efecto, fue en mi primer día como uchi-deshi que también tome mi primera clase!
Leo Tamaki: ¿Recuerda ud. su primer encuentro con O Sensei?
Yamada Yoshimitsu: Si, por supuesto. Lo conocí cuando yo tenía nueve años de edad. El padre de mi tío, quien era inmensamente rico, lo había invitado. Él tenía un gran respeto por O Sensei y Nakamura Tempu, quienes él consideraba como gigantes, y él era uno de sus patrocinadores. Todas las escuelas funcionaban de esa manera, apoyadas por grandes compañías y benefactores.
Fue durante una recepción corporativa y, como yo era un niño, los espiaba. Ueshiba Sensei hizo una demostración, y a pesar que sería parte del entretenimiento, fue presentada en una manera muy digna y respetuosa. Ahí fue la primera vez que lo vi. Obviamente yo no sabía quién era él en ese entonces, pero más adelante supe sobre él a través de mi tío. Él era como un tornado negro, me pareció muy impresionante.
Leo Tamaki: ¿Empezó ud. Aikido para volverse fuerte?
Yamada Yoshimitsu: Por supuesto, yo era joven y esa era mi meta. Pero pronto me desilusioné, a tal punto que hasta paré de entrenar por un tiempo. Yo pensé, “Esta basura es para cobardes” (risas). Era un adolescente, me gustaba el boxeo y pensé, “Yo puedo ganarle a cualquiera de estos tipos sin problema, Aikido no funciona”. Entonces, después de un año, paré por cerca de un mes, pero luego empecé a ver Aikido desde otro ángulo. Empecé a considerar Aikido como una expresión de belleza en movimiento, y eso me trajo de nuevo a él. Y desde ese punto en adelante, jamás he parado de practicar.
Leo Tamaki: ¿No es importante buscar eficacia?
Yamada Yoshimitsu: Para mí, aquellos que creen que Aikido es para pelear lo están malinterpretando. Yo miro Aikido desde otra perspectiva, como un arte, una búsqueda de belleza en movimiento.
Leo Tamaki: ¿Quien enseñó la primer clase que ud. tomó?
Yamada Yoshimitsu: Pienso que fue Okumura Sensei. Okumura fue uno de los “mayores”, un estudiante de O Sensei de la pre-guerra. Él era una persona bastante única con un Aikido único, un japonés de los viejos tiempos con una mente tradicional. Okumura Sensei fue tomado prisionero por los rusos en Manchuria y sufrió mucho durante la guerra. Él era un hombre muy agradable.
Leo Tamaki: En esa época, ¿estaba ud. ya considerando convertirse en un maestro de Aikido?
Yamada Yoshimitsu: No tenía esa intención. En esa época, Tamura y Noro ya estaban ahí, pero ninguno de nosotros podía imaginar ganarse la vida de esto o convertirse en maestro (risas). Estábamos solamente felices de tener la suerte de hacer lo que nos gustaba. Y yo, personalmente, era muy afortunado porque mi familia me apoyaba.


Leo Tamaki: Parece como que todos los uchi-deshi habían abandonado sus estudios...
Yamada Yoshimitsu: Pienso que Noro continuó por un tiempo pero no terminó. A pesar que se suponía que él tenía que ir a la universidad, él se quedaba mayormente en el dojo. Tamura no fue para nada. Yo dejé la universidad, yo nunca fui al terciario y me pasaba mis días en el dojo.
Leo Tamaki: ¿Nadie en ese tiempo podía imaginar ganarse la vida de Aikido?
Yamada Yoshimitsu: Nadie podía vivir de Aikido excepto la familia Ueshiba y quizás Tohei Koichi, quien en esa época ya viajaba al exterior. Como uchi-deshi, a nosotros obviamente no nos pagaban, pero no nos quejábamos. Era el viejo Japón, nadie tenía dinero, el Aikikai era pobre y nosotros no esperábamos nada.
Leo Tamaki: Eso es muy diferente a la manera en que el Aikikai opera actualmente.
Yamada Yoshimitsu: Esto es completamente diferente! Ya no hay más espíritu. Hoy, por lo que a mí respecta, ellos parecen como empleados. Me entristece decir esto pero es verdad. Esto es desafortunado y me apenan, pero no puedo hacer nada acerca de eso. La sociedad está cambiando y hoy, nadie quiere dedicarse de esa manera.
Leo Tamaki: Tamura Sensei dijo que no había ni dinero ni comida.
Yamada Yoshimitsu: No había comida. No sé por qué pero pienso que la familia Ueshiba alimentaba a Tamura Sensei, pero él era el único deshi en esa situación. No era cocina refinada, y hoy en día, esa comida sería considerada como terrible! La situación era increíble bajo los estándares de hoy en día.
Yo tenía permitido usar la cocina solamente después que la esposa de Doshu había terminado, entonces yo solía preparar mi desayuno luego de la clase de la mañana. Me gustaba comer carne en la mañana pero muchas veces, tan pronto como había terminado de cocinar, justo antes de comer, Tamura me llamaba “Yamada, hay una llamada telefónica para ti!” y como yo era el más joven, tenía que apurarme a atender. Y por supuesto cuando regresaba, toda mi comida había sido comida (risas)! No era siempre, por supuesto, pero sucedía con frecuencia.
Hoy cuando llego a la oficina del Aikikai, hay tanta comida y regalos de los miembros, no era así en nuestro tiempo. Si alguien dejaba algo, no hubiera quedado nada a su regreso (risas). El primero en llegar, era el primero en servirse! Pero los tiempos han cambiado. Para mi esos son buenos recuerdos, experiencias que yo les desearía a las nuevas generaciones, cosas irreemplazables que el dinero no puede comprar.
Leo Tamaki: ¿Era la vida dura para O Sensei también?
Yamada Yoshimitsu: O Sensei no comía mucha carne y tenía una granja en Iwama, por lo que no sufrió hambre. Sus estudiantes nunca lo hubieran dejado en una situación difícil de todas formas.
Leo Tamaki: ¿Vivía O Sensei en Iwama en ese tiempo?
Yamada Yoshimitsu: Él iba y venía.
Leo Tamaki: Muchos estudiantes de esa época dicen que no les gustaba ir a Iwama porque era un lugar pequeño y remoto y no les atraía tanto como Tokio. ¿Tuvo ud. que ir también?
Yamada Yoshimitsu: Yo? De ninguna manera! (risas) Yo soy un muchacho de ciudad. Pero a veces tenía que acompañarlo a la estación Ueno y asegurarme que estuviera en el tren correcto. Yo tenía un buen truco. A O Sensei le gustaba hablar con mujeres jóvenes, entonces yo solía mirar dentro del vagón, en busca de un asiento libre al lado de una mujer. Para él, una mujer de unos cincuenta años era joven por lo que no era muy difícil. Luego lo saludaba, le deseaba un buen viaje, y lo dejaba con su conversadora.
Leo Tamaki: ¿O Sensei enseñaba en Iwama y en Tokio?
Yamada Yoshimitsu: No regularmente. Él enseñaba cuando le daba la gana. Era muy lindo. Durante la primera clase de la mañana, él solía espiar. En esa época, para ir a los baños, tenías que pasar por la entrada del dojo, entonces él solía ir y venir hasta que Doshu le preguntaba si él quería tomar el resto de la clase. Él era adorable, radiante. Él decía “Ya que insistes...” pero luego todo el mundo se arrepentía porque una vez sobre el tatami, él se pasaba la mayor parte del tiempo hablando!
Era muy duro en invierno el sentarse con todas las ventanas abiertas a escuchar cosas que no entiendes. Pero esos son buenos recuerdos. Me hubiera encantado haber sido suficientemente maduro para entender lo que decía.

Leo Tamaki: ¿Sus palabras regresan a ud. hoy en día? ¿Las entiende ahora?
Yamada Yoshimitsu: Si, a veces pasa. Yo probablemente todavía no comprendo el cien por ciento de lo que dijo, pero poco a poco va teniendo sentido. En aquel momento yo estaba pensando “Vamos, termina con esto, ¡déjanos volver a la acción!”
Leo Tamaki: Mientras O Sensei vivía, aparte de él, había otros que enseñaban, ¿había ya marcadas diferencias con su propia práctica?
Yamada Yoshimitsu: Si, por supuesto. Había cinco clases diarias en el Aikikai. La primera con Doshu, la segunda, si mal no recuerdo, con Osawa Senior, y por la tarde una con Tada y Yamaguchi. Recuerdo que Tomiki todavía venía a enseñar clases por un tiempo. También estaba Arikawa y Tamura en ocasiones. Y eso era todo.
Leo Tamaki: O Sensei debía haber sabido sobre estas diferencias, ¿él se quejaba acerca de esto?
Yamada Yoshimitsu: Yo pienso que él estaba muy por encima de este aspecto. En ese sentido no hay mucho que él hubiera podido hacer acerca de aquello porque cada quien era diferente. Todos los estudiantes eran únicos y él lo sabía. Tohei, Shirata, Hikitsuchi, Saito, cada uno era único. Si él hubiera querido darles un formato, se hubiera vuelto loco!
Él estaba más allá de ese tipo de preocupaciones y es por eso que él era un gran hombre. Para sus ojos, probablemente no había diferencia en realidad. Yo espero llegar a ese tipo de estado mental algún día, donde nada más me toque (risas).
Leo Tamaki: Aunque parece como que él tenía su carácter ...
Yamada Yoshimitsu: Si, paradójicamente él era proclive al enojo. Nosotros que vivíamos con él y su familia sabíamos eso, y a pesar que él no lo mostraba en público por supuesto, él era, realmente, de temperamento fuerte (risas)
Leo Tamaki: ¿Quienes fueron los maestros que más lo influenciaron a ud. después de O Sensei?
Yamada Yoshimitsu: Hubo tres maestros quienes me influenciaron, cada uno por razones diferentes. Estos fueron Ueshiba Kisshomaru, Tohei Koichi, y Osawa Sensei, a pesar de que todos eran completamente diferentes. Los movimientos de Tohei eran terribles pero él tenía un extraordinario manejo del cuerpo. De él, también aprendí como manejarme con los occidentales, como evitar su fuerza física, como “hacer trampa” de alguna manera. Yo robé de Doshu sus movimientos hermosos y circulares. De Osawa Sensei, trate de tomar la gracia. Aunque yo no siempre estuve de acuerdo con todo lo que hacían, me concentraba en lo bueno que había en ellos. Lo peor no debe ser copiado, y de alguna forma, ellos también me enseñaron que es lo que no hay que hacer (risas).
También tomé mucho del maestro Tamura. No al principio, pero a medida que pasó el tiempo, cuando todos empezamos a enseñar, yo he tomado mucho. También he tomado de mis estudiantes en ocasiones! Si es algo bueno, lo tomo.
Leo Tamaki: ¿Qué tan importantes son las armas en sus enseñanzas?
Yamada Yoshimitsu: Yo no me enfoco en este trabajo pero las herramientas están ahí. Hay armas en el dojo para los estudiantes que quieran trabajar en este aspecto. Cuando yo era uchi-deshi, O Sensei solía enojarse cuando nos veía practicando armas. El solía decir “¿por qué creen que invente Aikido para Uds.?”
Para mí eso era una contradicción ya que pensaba “¿Por qué está diciendo esto, siendo él mismo un maestro de la espada?” Pero él parecía considerar que había desarrollado Aikido para que nosotros no “perdiéramos nuestro tiempo”
Debido a que conozco el movimiento de Aikido, no tengo dificultades trabajando con la espada. Yo pienso que debería ser así para todos nosotros.
Leo Tamaki: ¿Ha notado ud. una evolución en el trabajo de O Sensei?
Yamada Yoshimitsu: Muchos estudiantes mayores han reportado una evolución en su trabajo a través del tiempo. Cuando lo conocí, él era bastante viejo y personalmente no sentí ningún cambio mayor en su práctica durante los años que pase con él.
Leo Tamaki: ¿Ud. siente que su propia técnica está cambiando a través del tiempo?
Yamada Yoshimitsu: (Risas) no está en mi decirlo, sino en mis estudiantes. Hoy en día, cuando enseño, usualmente digo bromeando que a medida que me estoy volviendo más viejo, también me vuelvo más sabio. Cuando era joven desperdiciaba mi energía pero ahora tengo una forma más racional de trabajar. Esto es algo que he aprendido a lo largo del tiempo, sobre todo de Tamura Sensei, quien solía hacer irimi tan fácilmente, tan naturalmente. Recién ahora empiezo a entenderlo, y pienso que estoy empezando a ser capaz de practicar así. Pero fundamentalmente, no creo haber cambiado mucho.
Amo Aikido cuando es expresado con movimientos dinámicos, agraciados y hermosos. No disfruto de movimientos perezosos y negligentes, y cualquiera sea la técnica, tus acciones deben ser razonables y convincentes.


Leo Tamaki: El Aikido de Tamura Sensei no era muy circular sin embargo.
Yamada Yoshimitsu: Verdad, en cierto sentido, él estaba tomando varios atajos (risas). Yo pienso que en mi caso, tuve que lidiar con americanos altos con extremidades largas, incluso comparado con los europeos, esa es una de las cosas que hizo de mi Aikido lo que es.
Leo Tamaki: Durante sus clases ud. insiste en la práctica física y habla muy poco. ¿Ud. cree que Aikido debería ser enseñado usando el mínimo de explicaciones?
Yamada Yoshimitsu: Depende del instructor. Primero que nada, me temo que yo no tengo mucho para decir (risas). Pero es verdad que yo creo que no deberíamos aprender de la palabra sino del cuerpo. Por supuesto yo también doy algunas explicaciones, pero no doy demasiados consejos a un principiante por ejemplo porque es inútil. Tal como un ciego quien trata de aprender a llegar a su destino sin incidentes, él debe experimentar, ir y volver, y sentir a través de su cuerpo. Yo creo que la técnica debe ser aprendida de esa forma.
Habiendo dicho eso, por alguna razón, a medida que me voy poniendo más viejo, tiendo a expresarme más. Cuando era más joven, probablemente yo era demasiado tímido para decir lo que pensaba, y también sabía que no era suficientemente maduro. Ahora ya no titubeo al hablar pero de todas formas prefiero no hablar demasiado.
Además, no olviden que mucha gente viene a mí para hacer una actividad física. Después de un día largo y estresante, ellos quieren dejar salir su exceso de energía y relajarse, tal como otros que irían a jugar bowling o pinball. Aikido debería permitirles relajarse y volver a casa felices. Debemos reconocer el hecho que esa gente no viene a escuchar discursos filosóficos.
El problema es que todo el mundo tiene diferentes metas, y por lo tanto es imposible cumplir con las expectativas de todos. Pero debemos intentarlo; es nuestro deber como instructores....

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Traducción de Nando 

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